domingo, 10 de enero de 2010

ECLIPSE Una hermosa historia


El Sol y la Luna

Cuando el Sol y la Luna se encontraron por primera vez, se apasionaron perdidamente y a partir de ahí comenzaron a vivir un gran amor.

Sucede que el mundo aún no existía y el día que Dios decidió crearlo, les dio entonces el toque final: el brillo. Quedó decidido que el Sol iluminaría el día y que la Luna iluminaría la noche, siendo así, estarían obligados a vivir separados.

Les invadió entonces una gran tristeza y cuando se dieron cuenta de que nunca más se encontrarían… La Luna fue quedándose cada vez más angustiada y a pesar del brillo dado por Dios, fue tornándose solitaria. El Sol, a su vez, había ganado el título de “astro rey”, pero eso tampoco lo hizo feliz.

Dios, viendo esto los llamó y les explicó: “No debéis estar tristes, ambos ahora poseéis un brillo propio. Tú, Luna, iluminarás las noches, encantarás a los enamorados y serás frecuentemente protagonista de bellas poesías. En cuento a ti, Sol, serás el más importante de los astros, iluminarás la tierra durante el día, proporcionarás calor y tu simple presencia hará a las personas más felices”.

La Luna se entristeció mucho más con su terrible destino y lloró amargamente… y el Sol, al verla sufrir tanto, decidió que él no podía dejarse abatir más ya que tendría que darle fuerzas y ayudarla a aceptar lo que Dios había decidido. Pero su preocupación era tan grande, que decidió hacerle a El un pedido especial: “Señor, ayuda a la Luna por favor, es más frágil que yo, no soportará la soledad…” Y Dios en su inmensa bondad creó entonces las estrellas para que le hicieran compañía. La Luna siempre que está muy triste recurre a ellas que hacen de todo para consolarla, pero casi nunca lo consiguen.

Hoy ambos viven así, separados, el Sol finge que es feliz, y la Luna no consigue disimular su tristeza. El sol arde de pasión por la Luna y ella vive en las tinieblas de su añoranza.

Dicen que la orden de Dios era que la Luna debía ser siempre llena y luminosa, pero no lo consiguió… porque es mujer, y una mujer tiene fases. Cuando es feliz, consigue ser llena, pero cuando es infeliz es menguante y ni siquiera es posible apreciar su brillo.

Luna y Sol siguen su destino. El, solitario pero fuerte; ella, acompañada de estrellas, pero débil.

Los hombres intentan conquistarla como si eso fuese posible. Algunos han ido hasta ella, pero han vuelto solos. Nadie jamás consiguió traerla hasta la Tierra, nadie consiguió conquistarla.

Sucede que Dios decidió que ningún amor en este mundo, fuese del todo imposible, ni siquiera el de la Luna y el Sol… Fue entonces que El creó el eclipse.

Hoy Sol y Luna viven esperando ese instante, esos raros momentos que les fueron concedidos y que tanto cuesta que sucedan.

Cuando mires el cielo, a partir de ahora y veas que el Sol cubre la Luna, es porque se acuesta sobre ella y comienzan a amarse. Es a ese acto de amor al que se le dio el nombre de eclipse.

Es importante recordar que el brillo de su éxtasis es tan grande que se aconseja no mirar al cielo en ese momento, porque tus ojos pueden cegarse al ver tanto amor.

Una historia de mi amigo Roberto de SOS CIENCIA un blog, más que interesante

6 comentarios:

  1. Hola Elida!! Me alegra saber que esta historia te haya gustado es muy linda y movilizadora.
    Te dejo mi afecto y cariño como siempre
    Buen comienzo de semana

    Roberto

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  2. ¡¡MUY BONITA Y EMOTIVA!!!. ME ENCANTA...M@ITE.

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  3. Me encantó la historia y ya mismo me voy a conocer su blog.
    Cariños y saludos a tu mamá

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  4. Casi me pongo a llorar con este cuento.
    Siempre interesante tu blog, Elida
    Besos,
    Dolly

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  5. Gracias Elida!!!
    Te lo agradezco de todo corazón.
    Me hiciste emocoionar.
    Mis cariños a todos los tuyos
    Roberto
    Gracias!!!

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